1 de mayo de 2012

Liberalismo

¿Se imaginan las grandes ciudades, Madrid, Barcelona, sin normas de tráfico? Sin límites de velocidad ni de tonelaje, sin paso de peatones ni prohibición de sentido ni señales en los cruces de calles o avenidas... Los códigos de circulación surgieron cuando el aumento de accidentes y altercados entre los conductores aumentó proporcionalmente al número de vehículos.

El liberalismo se impuso en el siglo XIX para desmontar la estrecha reglamentación de los gremios, propia de una economía local, que impedía el uso de la nueva maquinaria y la ampliación de los mercados que pretendía el capitalismo. Pero la nueva economía trajo dos graves problemas: las crisis periódicas, que arruinaban a los pequeños y fortalecían a los grandes, y la explotación inmisericorde de niños y mujeres, una mano de obra sumisa y barata. Así las leyes que limitaban la libertad del capital surgieron para proteger a los trabajadores y evitar crisis ruinosas como la presente.

Viene todo esto a cuento porque de nuevo doña Esperanza, la Presidenta, ha hecho profesión de fe liberal y al parecer proyecta volvernos al siglo XIX. Si es tan liberal como dice, ¿por qué no deja que Telemadrid sea también una televisión libre? Sería una prueba convincente.

11 de abril de 2012

Ni los ricos ni los obispos entrarán en el reino de los cielos


«Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos» (Mt 19,23).

«Otra vez os digo, que es más fácil pasar una maroma por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios» (Mt 19,24).

Así lo cuenta San Mateo, pero la Iglesia Vaticana, y muy particularmente su división española, con la que tenemos encima, con los ricos, o sea, los mercados, continuamente asediando a los pobres, sólo se acuerda del sexo y sigue sin pagar impuestos como pagamos los pobres.

Dijo también el Nazareno:

«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mt 7,15).

«Por sus frutos los conoceréis» (Mt 7,16).

4 de enero de 2012

Una estafa global

Ya lo decían los indignados de la Puerta del Sol: Esto no es una crisis, sino una estafa. Lo afirma también el informe “Inside Job”: Los financieros, o sea, los bancos, delinquen habitualmente todo lo que les permiten los mercados, así la hambruna, con su secuela de dolor y muerte, en el Cuerno de África no se debe a causas naturales, sino a la especulación en los “mercados de futuros”. ¡Manda huevos!, exclamó un sabio. Yo estoy aquí para ganar dinero, manifestaba un ejecutivo. Después de mí la sequía universal y permanente, podría haber añadido. Un dato recién conocido viene a ilustrar todo este desafuero: En 2011 la venta de coches ha caído en España un 18%, en tanto que la de automóviles de lujo ha subido un 83%.

Evaporado aquel fantasma que recorría Europa en los siglos XIX y XX, los ricos vuelven a ser lo que siempre fueron, predadores insaciables. Desmantelada la URSS, desaparecidos los viejos Partidos Comunistas y reconvertida al capitalismo liberal la República Popular China, queda enterrado definitivamente el filósofo alemán que profetizó la emancipación de los trabajadores. De otro lado no hay cuidado de que el profeta palestino que anunció la salvación de los pobres resucite de nuevo, para impedirlo vela una guardia de fornidos mocetones suizos.

Tan viejo y real como el mundo desde las pirámides de Egipto.