28 de marzo de 2015

Jesús de Nazaret, un revolucionario radical y rebelde antisistema


Siempre a lo largo de los tiempos la historia se ha escrito al dictado de los poderosos, o sea, de los vencedores. Tan sólo con la llegada de la multitud al escenario político y el advenimiento de las democracias ha comenzado a cambiar la escritura de la historia. Pero aún falta mucho quehacer porque los mitos, crónicas y documentos antiguos muestran una realidad que cede todo el protagonismo a los príncipes y olvidan a quienes constituyen el grueso y fundamento de la sociedad. ¿Qué habría sido de Roma sin las muchedumbres de esclavos y plebeyos que movían su economía y nutrían sus legiones? ¿Y de Egipto sin los innumerables campesinos que roturaban y labraban la tierra cuando el Nilo se retiraba?

Nuestra sociedad contiene una formidable falsedad desde antes que surgieran los actuales estados europeos:
La conversión de Jesús de Nazaret, de un rebelde antisistema o revolucionario radical que era, en el Salvador o Mesías de ultratumba.

Mesías llegó a proclamarse al parecer cuando le preguntó el Sumo Sacerdote:

26:63 Pero Jesús callaba. El Sumo Sacerdote insistió: "Te conjuro por el Dios vivo a que me digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios".

26:64 Jesús le respondió: "Tú lo has dicho... 
Pero esta palabra tenía para los judíos el significa de ungido y por derivación el de caudillo o rey, porque en su proclamación eran ungidos con óleos.

Naturalmente quienes confiaban en el carácter revolucionario del Nazareno esperaban la liberación como algo próximo y mundano: 

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca (Mateo 16:27-28; Marcos 9:1; Lucas 9:27).  

Esperad, pues, también vosotros con paciencia y esforzad vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca (Epístola de Santiago el Justo 5:8).

Ya Moisés, un Mesías libertador efectivo (recuerden cómo liberó a los judíos de la esclavitud egipcia y los condujo a su nueva patria), fundamentó la relación con Dios en la ética en vez del culto, como era lo habitual en todas las religiones, pero el Maestro Nazareno dio un paso más y enunció una doctrina absolutamente revolucionaria cuando manifestó que:

El sistema económico y social condiciona la ética, o sea, según qué lugar se ocupa en el sistema socioeconómico es imposible tener una conducta ética y salvarse por tanto.

Dicho de otro modo:

El sistema socioeconómico nos hace criminales o víctimas.
Así se lo explicó al joven rico cuando le preguntó qué debía hacer para obtener la vida eterna (Mt. 19,24):

19:21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

19:22 Escuchado lo cual el joven se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

19:23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.

19:24 Otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios.

Y aún había manifestado antes (Mt. 6,21):
6:19 No amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que los corroen, y ladrones que cavan y hurtan;
6:20 sino guardad más bien vuestros tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre corroen, y donde los ladrones no cavan ni hurtan.
6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Subrayo: Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Es el mismo concepto de alienación económica que dos milenios después desarrolló Karl Marx:
«La propiedad privada ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio... Pero el precio del trabajo, como el de toda mercancía, es igual a su coste de producción» (Manifiesto del Partido Comunista).
Pero, luego de la condena y muerte del nuevo Mesías, libertador de los pobres, la Iglesia soslayó su doctrina revolucionaria, se alió con los ricos y abandonó a los pobres. ¿O fueron los ricos quienes, ante la imposibilidad de vencerla, se infiltraron en la Iglesia y la adaptaron a sus necesidades? Sea como fuere, el caso es que la Iglesia cambió de bando, le dio al amor un sentido místico e individualista, trasladó la liberación, a la que llamó salvación, a un tiempo y lugar remoto e improbable, y se parapetó en un dogma que recoge y elabora algunos de los mitos egipcios y griegos: la inmortalidad de ultratumba, el juicio final con premio y castigo, el dios hombre, hijo del dios supremo y una mortal. Recuerden:
·        El juicio final ante el tribunal de Osiris.
·        Horus era hijo de Osiris, un dios muerto y resucitado, y una madre virgen, Isis.
·       Dionisos, hijo de Zeus, señor del Olimpo y padre de los dioses, y Sémele, hija de Cadmo, rey de Tebas. Es el único de los dioses olímpicos hijo de una mortal.
·      Herakles, era hijo de Zeus y Alcmena, hija del rey Electrión de Micenas.
·          Perseo, hijo de Zeus y Dánae, hija de Acrisio, rey de Argos.
Todo ello explicado con un arte fastuoso, visual, sonoro e incluso oloroso, las cofradías sevillanas son un claro ejemplo de ello, y una liturgia alucinógena, en que se rinde a Dios, el supuesto Padre, un culto semejante al que se rendía al faraón o a los déspotas orientales.

«El grado de fiabilidad que se concede a los evangelios depende de los estudiosos. La opinión más extendida es que son principalmente textos apologéticos, es decir, de propaganda religiosa, cuya intención principal es difundir una imagen de Jesús acorde con la fe de las primitivas comunidades cristianas, pero que contienen, en mayor o menor medida, datos acerca del Jesús histórico» (WIKIPEDIA).

O sea, nuestra cultura cristiana lo es según el mito forjado por la Iglesia, Pablo de Tarso, ciudadano romano, fue el principal artífice, para adaptar la doctrina del Nazareno al Imperio y la sociedad esclavista romana, o sea, el dogma, que sigue los mitos religiosos de la época, y el culto, aunque no el mensaje radical del Nazareno.

Pero, advierte el Nazareno en Mateo (7, 15-20), que conocía la habilidad de los poderosos e intuía lo que podía suceder:
15 «Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 «Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?»
O sea, la liberación o era real y efectiva o no lo era, y además estaba próxima, tanto que «no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca», «porque la venida del Señor está cerca».

Pero no hubo tal liberación, sino que los falsos profetas la trasladaron a un mundo irreal e improbable, que hundía sus raíces en la mitología de la época.

16 de marzo de 2015

La cólera divina
Hoy nos espanta que los yihadistas destruyan estatuas milenarias en Irak, que son testimonio vivo de la andadura de la humanidad, pero no hemos de olvidar que los clérigos que hoy pretenden examinar a nuestros alumnos de la “comprensión del origen divino del Universo” también hicieron una pira con los libros sagrados de los granadinos luego de conquistada la ciudad. Que Hernán Cortes, inspirado por ellos, también mandó destruir decenas de estatuas de los mexicanos y Bernardino de Sahagún hubo de esconder sus manuscritos, en los que describía aquella cultura, para que la ira de los ministros de Dios no los quemaran.

Tal vez Dios sea amable y bondadoso, pero sus ministros son implacables y despiadados. ¿Qué incógnita desconocemos en esta ecuación?

La última frontera

“El origen divino del cosmos”. Esa es la idea cuya comprensión por el alumnado de Secundaria se pretende al parecer evaluar.

En el alba de la historia todo tenía un origen numinoso o divino para los humanos, incluso la primera mujer fue tallada por el Altísimo en una costilla que extrajo a su compañero. Luego el numen fue perdiendo competencias en durísima pelea con la ciencia que avanzaba, recuerden el asesinato de Hypatia de Alejandría, la condena de Galileo, la hoguera en que ardió Miguel Servet o aún más reciente la reprobación del darwinismo.


A falta de ver el programa, queda por averiguar si ese origen divino incluye toda su evolución posterior o sólo el empujón inicial. En cualquier caso parece que hemos llegado a la última frontera donde los cruzados de lo numinoso pretenden encastillarse. Confiemos en que el señor Stephen W. Hawking y sus colegas se pronuncien pronto para quitarnos de encima a esa caterva de iluminados, de una u otra filia, que pretenden seguir robándonos la vida.