10 de octubre de 2007

No volveréis a verme

En ese instante, todos supimos que jamás volveríamos a vernos. Incluso pude leer en sus ojos la angustia dolorosa que semejante desencuentro les producía; porque, no obstante el odio feroz que de pronto les inspiraba, estaba seguro de que les habría gustado verme de nuevo. Yo en cambio sentí la nada y frío interior, la lejanía anticipada que toda ruptura repentina me produce, y maquinalmente adopté esa actitud letal que mi fama pregona, paraliza a mis enemigos y dicen las muescas de mi revólver. Siempre me sucede así; por eso puedo contarlo y ellos no.

2 comentarios:

patadeoca dijo...

Me gustan las vistas desde esta terraza... me asomaré a menudo.
Un saludo desde Toledo.

Aurelio Mena Hornero dijo...

Muchas gracias