16 de marzo de 2015

La cólera divina
Hoy nos espanta que los yihadistas destruyan estatuas milenarias en Irak, que son testimonio vivo de la andadura de la humanidad, pero no hemos de olvidar que los clérigos que hoy pretenden examinar a nuestros alumnos de la “comprensión del origen divino del Universo” también hicieron una pira con los libros sagrados de los granadinos luego de conquistada la ciudad. Que Hernán Cortes, inspirado por ellos, también mandó destruir decenas de estatuas de los mexicanos y Bernardino de Sahagún hubo de esconder sus manuscritos, en los que describía aquella cultura, para que la ira de los ministros de Dios no los quemaran.

Tal vez Dios sea amable y bondadoso, pero sus ministros son implacables y despiadados. ¿Qué incógnita desconocemos en esta ecuación?

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