21 de mayo de 2007

Quien domina los medios domina el sistema

Frente al “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo” de la Ilustración, la Revolución Francesa reclamó la soberanía nacional y el protagonismo de la nación. Pero inmediatamente los ricos y poderosos pusieron límites a tan generoso programa político, ¿cómo iban ellos a permitir que gobernasen los descamisados? Sólo quienes disfrutasen cuantiosas rentas y pagasen una elevada cuota de impuestos podían ser políticamente activos y gestionar el Estado. Naturalmente las clases populares se sintieron traicionadas y lucharon por extender el sufragio primero a los varones y luego a toda la ciudadanía, sin distinción de sexo. Los ricos y poderosos se defendieron, pero al fin cedieron para evitar la temida revolución. Ya encontrarían ellos la manera de orientar el voto: coacción y manipulación fueron los métodos habituales (No gana las elecciones el que tiene más votos, sino el que cuenta los votos, se dice significativamente en Gangs of New York, el filme de Martin Scorsese), a los que se añadió el caciquismo entre nosotros, el amo del lugar sin cuyo permiso nada se movía.
Hoy en cambio los métodos han cambiado, hoy quien controla los medios de comunicación de masas controla las elecciones. En 1988 el general Alexander Haig, antiguo comandante en jefe de las fuerzas de la OTAN y Secretario de Estado de Reagan, se presentó por libre, había fracasado en su intento de que el Partido Republicano lo nombrara candidato, a las elecciones presidenciales; pero llegado un momento agotó los fondos financieros de que disponía: Me retiro de la carrera presidencial, explicó, se me ha acabado el dinero. ¿Alguien duda de quién tiene el dinero y el control de los medios?
Obviamente el comportamiento social no es predecible como un eclipse o una marea (de ahí la tremenda dificultad de las ciencias sociales), pero es de sobra conocido que en la mayor democracia del mundo sólo vota la mitad de la ciudadanía, los partidos antisistema no tienen la más mínima posibilidad por la razón expuesta. En Europa la situación es más compleja, pero hasta los partidos presuntamente socialistas se han integrado en el sistema y sólo muy poco a poco van arrancando migajas del banquete de los ricos y poderosos. Sólo en las democracias incipientes los partidos de izquierda creen que una victoria electoral les da el Gobierno y libertad para cumplir sus programas, pero el desengaño suele ser trágico: España, 1936, ó Chile, 1973.
Dicen algunos que la Redmundo puede romper el monopolio de los medios. Vamos a probarlo, a ver si resulta verdad.

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